Confrontando la adversidad: La lucha incansable de Débora Montesinos contra el cáncer.
La experiencia de luchar contra el cáncer de mama no fue fácil para Débora Montesinos, pero tampoco la desvalorizó. Al contrario, considera que aquellas dos batallas contra la enfermedad le dieron una perspectiva más valiosa sobre la vida y le permitieron disfrutar cada día con un sentido de gratitud renovado.
En 2011, Débora descubrió el cáncer de mama en uno de sus pechos. A pesar de la gravedad del diagnóstico, decidió enfrentarse al desafío con valentía y optimismo. Tras una mastectomía radical, comenzó un riguroso tratamiento que incluía 16 sesiones de quimioterapia y 17 vacunas inteligentes, diseñadas para fortalecer su sistema inmunológico.
La lucha contra el cáncer es siempre un proceso emocionante, pero Débora tuvo la doble experiencia de tener que enfrentarse a la enfermedad dos veces. La segunda oportunidad llegó varios años después, cuando descubrió una metástasis en otro pecho. Sin embargo, esta vez estaba mejor preparada y pudo abordar el tratamiento con más serenidad.
La radioterapia fue un componente fundamental del tratamiento de Débora, ya que se la aplicó 55 veces para eliminar cualquier célula cancerosa residual. Aunque el proceso fue agotador y emocionante, Débora siempre mantuvo una actitud positiva y se esforzó por mantener su calidad de vida.
En retrospectiva, Débora reflexiona sobre las lecciones que aprendió durante aquellos difíciles años. «Cuando sabes que el cáncer está asociado a la muerte, entonces valoras más la vida que tienes», explica. «Y cada día que despiertas —no es una frase hecha— es de dar gracias, porque es un regalo». Esta forma de ver las cosas le permitió enfocarse en lo positivo y encontrar momentos de belleza en medio del sufrimiento.
Débora también destaca la importancia de la red de apoyo que rodeó a ella durante aquella época. «La gente me dio un abrazo invisible, pero muy real», recuerda. «Me hicieron sentir que no estaba sola, que tenía una familia y amigos que estaban allí para mí». Esta sensación de no estar sola fue fundamental para su bienestar emocional y le permitió seguir adelante.
Aunque el cáncer de mama es un desafío formidable, Débora quiere dejar claro que la lucha puede ser ganable. «No hay nada más poderoso que la voluntad humana», afirma con firmeza. «La gente puede superar cualquier obstáculo si se enfoca en la vida y no permite que el miedo o el dolor la dominen».
